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El Concepto de Educación

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EL HOMBRE Y LA EDUCACIÓN

El hombre nace biológicamente indeterminado, lo que le lleva a que a lo largo de su vida deba desarrollarse y resolverse a sí mismo. Pero el hombre no solo se atiene a la satisfacción de unas necesidades primarias, sino que paulatinamente es llamado a la resolución creativa de necesidades superiores específicas únicamente de su especie. El hombre es el único animal capaz de trascenderse.

La educación es algo específico y exclusivo de la naturaleza humana, y absolutamente necesaria. Desde que el ser humano existe, ha necesitado de la educación. Se ha exigido por su propia naturaleza un proceso de optimización, de humanización. Ha necesitado recibir la influencia de otros para pasar del estado natural de hominización al de humanización, con el fin de responder realmente a su naturaleza inacabada.

Por ello, antes de pretender explicar y definir qué es educación, tenemos que intentar precisar y comprender al hombre, protagonista y sujeto de la educación. Nadie pone en duda que el hombre es un ser sumamente complejo, a la vez que un ser unitario. En la base de todo modelo educativo subyace un modelo antropológico, ya que carecería de sentido pretender, como objeto de la pedagogía, educar al hombre sin tener conocimiento de sus rasgos específicos y de su sentido. Se pueden subrayar una serie de notas características del ser humano, que posibilitan y reclaman la educación:

  • Está dotado de un “yo”, es decir que tiene una identidad específica, diferente a la de los demás seres humanos, que debe desarrollar y consolidar.
  • Tiene una dimensión social, pues la realización plena de todo ser humano estriba en el descubrimiento del otro y en la interacción constante con otros individuos.
  • Está dotado de reflexión y volición. La inteligencia y la voluntad serán las dos facultades humanas que posibiliten el conocimiento causal (por qué, para qué....), la comunicación a partir de sistemas simbólicos complejos, la capacidad de cooperación, etc.
  • Está dotado de libertad, ya que no está determinado por ninguna conducta preestablecida. Es capaz de elegir sus propias determinaciones, por lo que se hace responsable de sus decisiones y del modo en como se relaciona con los demás, de lo que hace y deja de hacer.
  • Requiere un sentido, ya que cualquier acción del hombre surge a partir de un por qué y para qué, necesita entender y valorar las cosas para emprender cualquier actuación y dar significado a lo que le rodea.
  • Vive en un cuerpo. Lo físico y lo psíquico se hallan en el ser humano perfectamente entrelazados. El hombre vive en un cuerpo y desde él vive su vida, capta y se relaciona con el mundo exterior.
  • Es un ser trascendente, en el sentido que es capaz de salir de sí mismo, de preocuparse en realizar su existencia y buscar el sentido de la misma.
  • Necesita ayuda para extraer todas sus posibilidades, ya que el hombre por si mismo es incapaz de desarrollar todas sus capacidades, a la vez que necesita de esa ayuda para interpretar el mundo que le rodea y su cultura.

De todo lo expuesto hasta el momento, se concluye que el hombre es un ser inacabado y que a este rasgo debe su plasticidad e inmadurez. Esta concepción del hombre implica que:

  • Tiene su vida por resolver.
  • Depende de los demás para salir adelante y para configurar su personalidad.
  • Sus decisiones y sus acciones no son indiferentes, repercuten tanto en sí mismo como en los demás, no existen acciones neutrales.
  • Depende de la idea que posea de sí mismo (autoconcepto, confianza....).
  • No está determinado a nada ni por nada, aunque sí son importantes y decisivos los condicionantes que tenga.
  • El hombre siempre puede cambiar, evolucionar, independientemente del estadio evolutivo, de sus aprendizajes anteriores, de sus experiencias..., nunca será un ser definitivo.

Todos estos aspectos son los que, en definitiva, fundamentan la posibilidad y la necesidad de la educación:

Posibilidad de la educación Necesidad de la educación
· ser inacabado

· la propia estructura física y psíquica

· el lento proceso de maduración

· la inteligencia y la voluntad

· la precariedad física y psíquica

· la complejidad de la vida social

· el lento proceso de maduración

· la satisfacción de las necesidades humanas

· el logro del fin en cada ser humano


La educación también es posible dada la educabilidad y educatividad de todo ser humano, conceptos esenciales de toda fundamentación educativa:

  • Educabilidad entendida como la capacidad de todo individuo de recibir influencias y reaccionar ante ellas, construyendo a partir de éstas su propio bagaje cultural, su propio comportamiento y su identidad.
  • Educatividad entendida como capacidad que posee todo individuo de influir en otros, pudiéndoles enseñar diferentes destrezas, conocimientos, etc.
  • Lógicamente la educabilidad será lo que caracterice al educando, y la educatividad lo que posibilita la figura del educador.

EL CONCEPTO DE EDUCACION

No resulta sencillo analizar el concepto de educación, básicamente porque al acercarnos a este vocablo nos encontramos con que se le atribuyen diversos significados, por lo que es mejor recurrir a las tres vías clásicas para analizar y sistematizar conceptos, que se centran en el estudio de:

a) El estudio etimológico del vocablo ”educación” revela que proviene de dos términos latinos:

  • “Educare”, que significa alimentar, criar, guiar...
  • “Educere”, que significa extraer, sacar fuera...

El sentido de “educare”, se está realizando una actuación externa al sujeto que se educa, se le está proporcionando lo necesario para salir adelante en su proceso de constituirse como hombre. En este sentido la educación se centra en la transmisión, por parte del educador, de la información necesaria para integrar al educando en un contexto concreto.

Educere” también precisa de una actuación del educador que debe guiar este proceso, pero exige necesariamente la participación del propio sujeto sobre el que se ejerce esa actuación. Se trata de encauzar las potencialidades ya existentes en el propio sujeto.

Aunque ambas acepciones puedan parecer a primera vista contrapuestas, no lo son, sino que se presentan como actividades complementarias de toda acción educativa.

b) El análisis de un conjunto de definiciones sobre educación nos acerca un poco más a la significación de este término, ya que la frecuencia de los rasgos definitorios de este concepto proporcionan datos muy interesantes. En el ejemplo se han analizado 52 definiciones de los autores mas significativos en la historia de la educación (García Aretio 1989):

  • Perfeccionamiento, 33 recurrencias
  • Socialización, 17 recurrencias
  • Influencia, 15 recurrencias
  • Autorrealización, 15 recurrencias
  • Intencionalidad, 14 recurrencias
  • Fin, 12 recurrencias
  • Referencia a facultades humanas, 11 recurrencias
  • Comunicación, 8 recurrencias

La idea esencial que predomina es la de perfeccionamiento del individuo, el paso de un estado a otro mejor, dentro de su grupo o sociedad, moldeándose por la influencia de los otros y su propia realización. Este proceso no es causa del azar sino intencionado y tiene un fin concreto, el desarrollo de las facultades humanas, y un medio, lacomunicación, la relación entre personas.

c) El estudio nemológico trata de descubrir los criterios básicos del concepto, en este caso “educación”, contrastándolo y distinguiéndolo de los conceptos afines y próximos al mismo: formación, enseñanza, aprendizaje, instrucción, adiestramiento... con la intención de formar una auténtica red en la que cada término no se considera aisladamente, sino en su relación con los demás vocablos.

Todos los términos anteriores intervienen, de una manera u otra, en el proceso educativo, por lo que se hace necesario distinguirlos. Un primer acercamiento podría partir entre la diferenciación de los términos que son propios de la actividad del educador y los que son específicos del educando. Los que se concretan más por ser llevados a cabo desde el exterior a partir de un proceso de intervención, y los que implican ya un cambio interno del sujeto. La siguiente tarea sería enlazar los vocablos asociados por su orden de intervención en el proceso, por el lugar que ocupan en la cadena acción-reacción entre el educador y el educando:

PROPUESTA DE UNA DEFINICION DE EDUCACION

Tras el análisis en torno al concepto de educación efectuado en el punto anterior, se propone aportar una definición de “educación”, que deberá atender a las notas básicas que ya se han expuesto:

  • La educación siempre se refiere al hombre, es un proceso humano.
  • Encierra necesariamente la orientación a un fin, sin el cual no se comprende.
  • Ese fin debe implicar siempre una mejora, un perfeccionamiento.
  • Depende del sentido y valor que se dé al hombre, su mundo, la sociedad...
  • Deberá respetar las exigencias que se desprenden de la dignidad.
  • Entiende a la persona como un todo, una unidad psicofísica indivisible.

En consecuencia se entiende como educación «todo proceso permanente dirigido a la optimización de la persona en el ser, el conocer, el hacer y el convivir». En esta definición entendemos que están implícitos los siguientes rasgos:

  • Proceso, al tratarse tanto de una operación en el tiempo, como una propuesta y desarrollo de una secuencia de acciones, tanto del propio individuo como externas.
  • Permanente, ya que la educación como algo específico del ser humano deberá llevarse a cabo a lo largo de toda la vida.
  • De optimización, ya que todo hombre está llamado a desarrollar plenamente sus capacidades, a lograr la madurez en cada una de sus etapas vitales. Esta mejora implica intencionalidad en La consecución del fin, y nunca es fruto del azar.
  • Aprender a ser, ya que la educación deberá contribuir al desarrollo integral de cada persona, al fomento de su responsabilidad, a formar un pensamiento crítico y autónomo, de tal forma que sea capaz de afrontar su propio proyecto vital.
  • Conocer compaginando una cultura general suficientemente amplia, resultado para una educación permanente, con la capacidad de aprender a aprender.
  • Aprender a hacer, aprender competencias específicas para atender el trabajo, la capacidad de iniciativa, trabajar en equipo, la ayudar a los demás, el cuidado del entorno....
  • A convivir, aprender a vivir juntos conociendo mejor a los demás, crear un espíritu nuevo que impulse la realización de proyectos comunes y buscar soluciones inteligentes en los conflictos.
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El Sujeto de la Educación

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LA PERSONA, SUJETO DE LA EDUCACION

El sujeto real de la educación no es el hombre abstracto, universal y en un medio sociocultural indeterminado, sino todos y cada uno de los hombres concretos, desde su propia y específica identidad, con las características y posibilidades de su peculiar existencia en una situación social y cultural determinada.

El hombre es en persona esencialmente, una realidad subsistente con unas características esenciales, propias, que permiten al hombre la apertura a los demás y obrar libremente realizándose como persona a través de sus actos. La finalidad última de la persona es la plena realización de “ser en sí”, a través del ejercicio de la autoconsciencia, el autocontrol y la autodecisión.

Diversas notas cabe destacar en la persona, como sujeto de educación, que indudablemente tienen su proyección pedagógica como rasgos fundamentales de su educación. Los más relevantes, desde este punto de vista, son:

  • La persona humana es singular, cada persona es única, irrepetible, irreemplazable, con unas características propias que la diferencian de las demás. La persona, cada persona, tiene su propia realidad.
  • La persona humana es autónoma, es decir que cada persona es capaz de dirigirse a sí misma, de ser creadora de sí misma, de tener la posibilidad de ser protagonista, de asumir un compromiso personal previa la capacidad de reflexión sobre sí mismo y el mundo que le rodea.
  • La persona humana es apertura, ya que por naturaleza es un ser abierto a los demás, a la realidad y al mundo que le rodea. La persona, porque está dotada de inteligencia y libertad, proyecta, crea, decide, se abre a la realidad, mira el futuro. La persona no es un ser desolado, encerrado en sí mismo, necesita abrirse, trascender. El hombre se realiza mejor cuanto más sale de si, trasciende su propio ser. El origen de la educación puede explicarse precisamente por esa cualidad de la persona, por su deseo profundo de trascenderse, de salir de sí para conocer la verdad y conformarse con ella.
  • La persona humana es unitaria, que se nos ofrece, por un lado, como una realidad múltiple, compleja, polifacética, con una capacidad de reflexión, de volición, de afectividad, de libertad, de relación con los demás...; y, al mismo tiempo unitaria en la multiplicidad de elementos, capacidades, funciones, actividades o comportamientos. La persona es una unidad integral, dinámica, de la que aquellos aspectos, capacidades o funciones sólo pueden considerarse teóricamente separados a partir de la unidad en la que alcanzan sentido y plena significación.

EL PERSONALISMO COMO MOVIMIENTO FILOSOFICO-PEDAGOGICO

El personalismo representa una constante en el pensamiento filisófico-pedagógico y en la experiencia educativa de larga tradición histórica en el que se alinean autores y tendencias diversas. No obstante hay una base común en todo personalismo y es la consideración de la persona como centro que aglutina sus ideas sobre la educación. Lo que importa es el individuo considerado como persona en su realidad integral, centro de actividad, sujeto de valores, con un destino y finalidad, y unos ideales educativos en función de los atributos de la dignidad y primacía ontológica, ética y social de la persona en el universo.

Se pueden considerar como características generales comunes a todos los movimientos personalistas existentes, las siguientes:

  • La dignidad personal del hombre, fundamento de su educación. El personalismo se presenta opuesto a impersonalismo y parte del primado de la persona como fundamento de la educación.
  • La persona, realidad integral condicionada por una situación social. Al personalismo le interesa el hombre en todas sus dimensiones (individual, social, temporal y trascendental) pero en su inmersión en una situación social concreta, en un momento histórico dado, que no le determina, pero sí le condiciona en el ejercicio de su libertad y en la realización de su proyecto personal de vida.
  • El personalismo como superación del individualismo y del colectivismo. Desde la perspectiva de la educación integral, el personalismo concibe la educación al servicio del individuo y de la sociedad. Ni colectivismos en los que el hombre queda reducido a un mero resultado pasivo de la colectividad y diluido en ésta, ni individualismos que aíslan y marginan al individuo de la realidad social.
  • El proceso de la personalización, fin de la actividad educadora. Que la persona se realice, que ponga en acto sus potencialidades personales e intente ser cada vez más persona, una persona más perfecta, más íntegra en sus dimensiones esenciales, es el fin de la educación humana que podemos llamar “personalización”. Este proceso requiere en el educando una triple capacidad de acción:
    • De reflexión o de toma de conciencia de sí mismo; que el educando “esté en si mismo”, actúe desde sí mismo y siendo consciente de sí mismo.
    • De autocontrol de impulsos e inclinaciones, como condición de actuación consciente de sí mismo.
    • De autodeterminación o de adopción de decisiones en libertad, con plenitud de conciencia, desde el conocimiento y control de sí mismo personal como fundamento del compromiso y de la autoresponsabilidad. La reflexión y el uso responsable de la libertad o capacidad de autodeterminación son factores determinantes en el proceso de personalización.

CARACTERISTICAS Y PRINCIPIOS DE LA EDUCACION PERSONALIZADA

De acuerdo con esas constantes del pensamiento filosófico-pedagógico del personalismo, la educación personalizada recoge en sus presupuestos determinadas características como exigencias de toda auténtica educación. Así la persona, cada persona, con su capacidad de reflexión y de autonomía o autodeterminación, libre y responsable, es el sujeto de educación y el eje en torno al cual ha de girar todo proceso pedagógico. Desde esta perspectiva, la educación es sencillamente autoeducación, un proceso de ayuda, interpersonal, dialógica, desde situaciones diferentes para que el educando descubra, interiorice y realice, desde su propia experiencia, los valores que le permitan desarrollar, de forma responsable y creadora, su propio proyecto personal de vida.

La educación personalizada se sustenta en una serie de principios, derivados del concepto de persona, de su naturaleza y características esenciales, que orientan la dinámica interna del proceso educativo. Cada una de estos principios no puede ser extensivo y explicado de modo unilateral, prescindiendo de los demás, sino que todos han de concurrir a la formación del hombre en su totalidad.

A continuación se sintetizan los principios, características o notas constitutivas más significativas de la persona, comúnmente destacados entre pedagogos, y algunas de las implicaciones educativas que de ellos se derivan:

  • El principio de actividad insiste en necesaria participación del educando como origen de sus propias acciones y agente primordial de su propia educación, en el desarrollo del proceso educador y, por lo tanto, en la necesidad de estimular la actividad del sujeto que se educa.


Como reacción a la pasividad y al carácter impositivo de la educación tradicional, el principio de actividad destaca la necesidad de que la persona que se educa observe, actúe, descubra, investigue, tenga iniciativas. Que el alumno aprenda haciendo; que el conocimiento surja de la acción deliberada, realizada por el propio aprendiz.

  • El principio de libertad responsable responde al concepto de persona como autora y actora, libre y responsable de sus actos. La educación ha de tender a desarrollar la capacidad o posibilidad de respuesta personal desde situaciones coactivas en las que predomina la prescripción de conductas, a situaciones que supongan, progresivamente, una elección libre y responsable, de forma que el alumno se vaya ejercitando en un clima de libertad, en el uso de la libertad.


Sin el respeto a la libertad responsable se impedirían las decisiones personales, y se fomentarían las actuaciones colectivas, iguales para todos, negadoras de las bases mismas de todo sistema de educación.

  • El principio de autonomía, estrechamente ligado al principio de libertad responsable, predica que el hombre no nace determinado a formas de vida; él y sólo él ha de decidir la forma de realizarse, siendo además el agente de su propio realización personal.


La educación personalizada implica autodeterminación, pero esto plantea el difícil problema de preparar para su ejercicio a aquel que no está capacitado para tomar decisiones, que precisa mayor dependencia y ayuda sobre todo en su edad temprana.

La conquista gradual de la autonomía personal supone:

  • Capacidad de reflexión o control de los factores o situaciones que intervienen en las acciones o decisiones; cuanto mayor sea el nivel de liberación previa del desconocimiento de los factores o condiciones que intervienen en las situaciones, más lúcida y responsable será la decisión adoptada.
  • Capacidad de actuación libre y responsable, sin dependencia de los demás.

La autonomía no puede establecerse como una llamada a la independencia del individuo respecto de la sociedad, sino que esta autodeterminación y responsabilidad, actuación libre y consciente con la independencia de los demás, ha de realizarse en la vida social (autonomía igual a individualización más socialización)

  • Principio de singularidad. La educación ha de apoyarse en el carácter singular de la persona humana. La singularidad es el modo propio y peculiar de ser de cada hombre en particular, que se opone a la generalidad, a la universalidad; cada hombre es distinto a los demás.


Este principio, como consecuencia, demanda una atención y adaptación a cada uno de los alumnos, a sus actitudes y capacidades, ritmo de trabajo, intereses, motivaciones, necesidades y circunstancias familiares y sociales; cada persona es diferente, singular, única, e irrepetible. La educación ha de reconocer esas diferencias, ha de descubrir las posibilidades propias, específicas y originales de cada uno de los alumnos.

  • Principio de originalidad. La educación personalizada reconoce, respeta y valora la originalidad, singularidad, individualidad y ritmo de cada alumno. La educación se realiza en cada sujeto de acuerdo con sus propias características, por lo que ha de ser un intento para que la persona sea consciente de sí misma, de sus posibilidades y limitaciones, cuantitativamente y cualitativamente consideradas unas de otras.


El principio de originalidad tiene su proyección en todo el sistema de enseñanza y en todo proceso educativo a través de procedimientos personalizados del trabajo escolar (planes de trabajo individual, programas individualizados, actividades diferenciadas, grupos flexibles, clases de recuperación y de desarrollo, técnicas de trabajo individualizado...); organizaciones escolares adecuadas (grupos reducidos, heterogéneos, espacios flexibles en los edificios escolares...); contenidos didácticos (actividades opcionales en cada materia de enseñanza, horarios flexibles, materias optativas en los planes de estudio); actividades de investigación personal, especialización del profesorado en los problemas de tutoría, orientación escolar y vocacional, etc.

  • Principio de apertura Que la persona sea singular, sea autónoma, principio de sus propias acciones, no quiere decir que lo sea de modo absoluto, cerrada a la vida de relación y convivencia con los demás, ya que el hombre es un ser relacional, tiene la necesidad existencial de comunicación con otros hombres.


De acuerdo con ese carácter relacional que tiene la persona humana, su actividad se orienta en una doble dirección, hacia la reflexión y autoconocimiento propios (interioridad) y hacia el exterior, el conocimiento del mundo y las cosas, la comunicación intersubjetiva y la participación (exterioridad). La capacidad de apertura personal se manifiesta en un triple plano:

  • Apertura a la naturaleza y a las cosas que le rodean. La ciencia, la técnica y el arte son las manifestaciones de esta capacidad de apertura y de relación del hombre con el mundo de las cosas objetivas.
  • Apertura a los demás, que es necesaria para la propia autorrealización personal. La persona no sólo establece una relación o comunicación personal con un “otro” también personal, sino que es capaz de actuar junto con los demás, o de ser miembro de una comunidad de vida social, de participar en ella, y de actuar junto a los “otros”. La persona se educa “con”, “en” y “para” la comunidad en la que desenvuelve su vida.
  • La dimensión transcendental. Considerando la educación como un proceso de ayuda al perfeccionamiento de las dimensiones constitutivas de la persona, con el objeto de que pueda autorrealizarse mejor, quedaría menguado este proceso si no atendiera al perfeccionamiento de las dimensiones transcendentales o capacidad de transcendencia que constituye el último fin de la perfección humana.

LA PERSONA COMO TOTALIDAD Y UNIDAD INTEGRADA

La condición personal se manifiesta en otra característica esencial: la totalidad y la unidad de la persona en todas sus actuaciones. La persona en cuanto a totalidad o sustancia completa en sí misma, se ofrece como un “todo” que da unidad a las diversas partes o manifestaciones que la integran.

La consecuencia de este principio es que si la persona es unitaria, la actividad educadora que se fundamenta en ella, al poner en movimiento a toda la persona, ha de ser necesariamente una educación integral. Solo desde la unidad de la persona y de su acción tiene sentido una educación integral, superadora de la suma integral de distintos aspectos parciales del ser humano.

Educación integral es aquella educación capaz de poner unidad en todos los posibles aspectos de la vida de un hombre. La educación alcanza su significación no en los procesos aislados que hacen referencia a distintos tipos de educación, sino en la comprensión de estos procesos desde la raíz misma de la unidad de la persona.
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El Educador

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En educación uno de los temas más importantes es, sin duda, el referido al educador. No es el centro de la tarea educativa, pero sin él difícilmente se lograría la generación de aprendizajes. En la actualidad mas que de los protagonistas de la educación, se prefiere hablar del proceso de enseñanza/aprendizaje, ya que resulta esencial para la consecución de una educación de calidad, en su más amplio sentido, la interacción dinámica y permanente de los dos sujetos de este proceso.

Al tratar el tema del educador no se alude de forma exclusiva al profesor, al maestro. Un educador puede ser tanto una persona como un objeto o un entorno. Nos influye, y nos enseña, un libro, una película, un espacio natural, Internet, un aula, un amigo, un grupo musical, un profesor, etc., etc. Ahora bien, estamos hablando de enseñar, sin entrar en si la influencia de cada uno de estos educadores resulta realmente positiva o no. Si aquello es realmente educación o no.

EL EDUCADOR Y EL PRINCIPIO DE LA EDUCATIVIDAD

La presencia e importancia de todo educador radica en su capacidad para transmitir a otros, de forma explícita o implícita, conocimientos, destrezas, habilidades, actitudes... necesarios para su mejor desarrollo e integración en el contexto en el que vive. Es decir ayudar, guiar, dirigir... a otros en el logro de su madurez. Pero, sin duda, el que tiene que hacer el esfuerzo de aprender es el educando, cada persona por sí misma. Aunque no por ello deja de relevante y esencial la figura del educador. Se entiende que la actividad de todo educador deba:


  • Mover a la acción, de tal modo que genere aprendizaje.
  • Ayudar a la naturaleza del educando a desarrollar todas y cada una de sus capacidades.
  • Ayudar a desarrollar la propia personalidad de cada individuo, fomentando hábitos, actitudes...
  • Procurar una mejor adecuación y adaptación del sujeto al proceso de aprendizaje.
  • Provocar ese mismo proceso educativo.
  • Dirigir y regular la actividad del educando.

Esta función de educador se sustenta en el principio de la educatividad, definida como la capacidad que tiene todo individuo para influir en otro, transmitir conocimientos, destrezas, actitudes..., ya sea de modo intencionado o no. En este sentido, las instituciones, los grupos, los diferentes entornos, los medios, etc. también están influyendo y transmitiendo conocimientos en un sentido amplio del término.

Se propone como posible clasificación de educadores la siguiente:

Sin la ayuda de los demás, esa interacción con el otro, el ser humano no podría hablar de progreso, ni tampoco de verdadera humanización. En definitiva, la educabilidad específica del ser humano demanda a su vez la educatividad.

EL ENCUENTRO, CLAVE DE LA TAREA EDUCATIVA

El principio de educatividad se asienta en la posibilidad de apertura, de comunicación, de interrelación, de encuentro que posee todo ser humano tanto con las demás personas como con el entorno en el que vive. Sin esa posibilidad de apertura, de relación con los demás, de interacción, sería imposible hablar de educación.

Estamos ante un proceso dinámico en el que no sólo se exige una comunicación objetiva, una transmisión de contenidos (conceptuales, procedimentales, axiológicos, etc.), sino que también, y de modo muy especial, una comunicación subjetiva, en la que se transmite una forma de ser, de vivir. La primera es enseñanza, la segunda educación.

Cuando se plantea que la educación es comunicación, no se está refiriendo de forma exclusiva a la necesidad del lenguaje para transmitir una serie de conocimientos. Se está mostrando que esta acción exige contacto, relación, revelación... entre personas, y que si no se logra realmente no se podría hablar de educación.

LA DIVERSIDAD DE LOS AGENTES EDUCADORES


Se afirma que el principio de educatividad reside en toda persona, entorno u objeto a raíz de la relación que se mantenga con cada uno de ellos. En este sentido hay que considerar tanto a los educadores denominados “clásicos”, como la familia y la escuela, como a los denominados “nuevos educadores”, como las nuevas tecnologías, las modas, los medios de comunicación, los ambientes urbanos, etc., ya que cualquier ámbito en el que vivimos, o recurso que estamos utilizando, están condicionando nuestra propia forma de ser y desarrollarnos.

El cambio radical a partir del que se va a analizar toda esta cuestión es que el proceso educativo no ha de estar centrado en quien enseña, sino construirlo a voluntad de quien aprende. El núcleo del tema es el proceso de aprendizaje. A partir de las necesidades de aprendizaje del individuo, debe éste tener a su disposición herramientas, servicios e instituciones que le permitan acceder a su conocimiento.

LA FIGURA DEL PROFESOR EDUCADOR

La función de todo profesor ha sido, sin duda, siempre la misma: enseñar, aunque a lo largo de la historia haya evolucionado la idea de lo que se entiende por enseñanza. Ahora bien, a la vez que enseña, todo profesor educa, sea consciente o no de esto. Todo profesor es educador: cambian los medios, el entorno, los problemas... pero la función básica y original no.

Ser profesor recoge una dedicación que siempre ha estado presente en la humanidad. Constantemente ha sido necesario preparar a las jóvenes generaciones para su incorporación a la comunidad establecida. Sin embargo la terminología sobre esta profesión a variado a lo largo de la historia. Si se acude a los diccionarios se recogen los sinónimos de enseñante, mentor, educador, maestro, pedagogo, instructor, monitor..., pero todos ellos tienen una tarea común: enseñanza, instrucción. La función del profesor ha sido, es y será siempre la misma: educar instruyendo, formar enseñando. Lógicamente implica necesariamente cambios, evolución, reestructuraciones, no en su papel, sino en las tareas que debe llevar a cabo. No en el qué, ni en para que, sino en el cómo va a desarrollarse esa actividad.

Sobre cada alumno están interactuando múltiples influencias educativas, positivas y negativas, y es el profesor el experto que debe recoger todo este campo de actuación para dirigir y armonizar de la mejor manera posible estas influencias.

Ahora, ¿qué es necesario para ser un profesor?:

Resulta evidente que un profesor educa a través de lo que dice (actitudes + formación específica), pero, sin duda, influye más por lo que hace (aptitudes + actitudes + formación específica) y, sobre todo, por lo que es (aptitudes + actitudes). De aquí se deriva la responsabilidad de esta tarea, así como la necesidad de la formación del profesorado, en todos los niveles y ámbitos, no solo en lo referente a los conocimientos, sino especialmente a las destrezas y actitudes necesarias para desarrollar esta actividad.

LA PROFESIONALIZACION DE LA FUNCION DOCENTE

Se habla de la profesionales de la educación, porque a esta tarea no se puede dedicar cualquiera, y menos con los cambios y exigencias sociales que estamos viviendo, pero sin duda, esta tarea no puede basarse únicamente en unas cualidades humanas, por muy positivas que éstas sean.

Resulta innegable la necesidad de la profesionalización de esta labor, de clarificar cuales son sus funciones. El término “profesión” marca diferencias cualitativas con respecto al de oficio, ocupación o empleo, ya que la denominación “profesional” se utiliza para referirse a grupos de personas con una elevada preparación, competencia y especialización.

Un profesor debe responder a las características propias de toda profesión:


  1. Delimitación de un ámbito propio de actuación
  2. Preparación específica
  3. Compromiso de actualización
  4. Ciertos derechos sociales
  5. Autonomía en la acción
  6. Compromiso deontológico

Delimitación de un ámbito propio de actuación. Al referirnos a la educación la delimitación siempre ha sido un tema complejo, ya que la propia educación es compleja y en ella intervienen necesariamente diferentes agentes educadores. Puede resultar de ayuda diferenciar dentro de esta profesión tres ámbitos diferentes de actuación en los que varía la responsabilidad profesional:

  • Ambito preferente, en el que el educador es el que sabe lo que debe llevarse a cabo, por qué, para qué, como... Sabe justificar cada una de sus decisiones y él es el único responsable del éxito o fracaso de esta acción. Aquí entraría, por ejemplo, toda la planificación del proceso de enseñanza-aprendizaje.
  • Ambito compartido, ya que depende de qué dimensiones de la persona estemos educando, será necesaria la intervención de otros agentes educadores. Como ejemplo claro está la necesaria colaboración con la familia en la educación de dimensiones personales tan relevantes como es la afectiva.
  • Ambito complementario, ya que nos encontramos con otros espacios personales en los que el profesor puede orientar, guiar, pero no tomar decisiones para su formación ya que entran en el espacio propio de la libertad humana. Las creencias religiosas y la elección profesional son ejemplos de este ámbito.

Preparación específica. Si se ha defendido la necesidad de un espacio específico y propio de esta profesión, esto va a exigir la necesidad de una formación inicial y permanente específica a todo aquel que quiera trabajar en este campo profesional. Cualquiera no puede llevar a cabo esta tarea apoyándose en el sentido común, en sus propias intuiciones o en sus experiencias, sino que es necesaria la formación permanente para acometer esta tarea con éxito.

Compromiso de actualización. Los avances sociales, tecnológicos y científicos exigen una constante puesta al día. La formación permanente es un rasgo distintivo de calidad y autoridad profesional.

Derechos sociales. Estos derechos están muy relacionados con la imagen social de cada actividad profesional. A mayor imagen social se reconocen también mas derechos. Este es en el ámbito educativo un tema sumamente controvertido dado el origen histórico de esta profesión y su evolución, como la necesidad de intervención de múltiples agentes educadores en la formación de cada individuo.

Autonomía en la acción. Implica la capacidad para establecer su actividad según los propios criterios. El saber, querer y poder decidir sobre la organización y ejecución de cada una de las fases del proceso educativo. Para ello el profesor ha de tener espacios específicos en los que poder tomar estas decisiones, y ser capaz de asumir este riesgo. Ahora, esa autonomía no exime al educador del respeto del marco legal establecido y de los derechos de los distintos integrantes de la comunidad educativa, especialmente del educando.

Compromiso deontológico. La profesión docente tiene gran dimensión ética dado que dirige su actividad a la formación de personas. La regulación ética de la conducta profesional se hace más necesaria, en el caso de la docencia, ya que el objeto de esta tarea es cada persona que está inmersa en su propio proceso formativo. El profesor , por tanto, ha de ser consciente de la responsabilidad social que tiene encomendada, y asumirla a través de la formación ética y cívica y la promoción de los valores que afectan a la convivencia en sociedad.

FUNCIONES DE LA TAREA DOCENTE

En cada profesión resulta esencial saber definir las funciones específicas de su ámbito profesional que la van a identificar, a la vez que diferenciar de otras tareas similares. Como docente, la función esencial identificadora es la instrucción cultural de unos alumnos dentro de un marco institucional. Ahora bien aunque su tarea principal sea la de enseñar, ésta se haya estrechamente interrelacionada con la de educar.

Las funciones básicas del profesorado se pueden resumir en:


  1. Didácticas
  2. Orientadoras
  3. Sociales
  4. Investigadoras y de innovación


  1. La función didáctica acoge todas las tareas dirigidas a la planificación, desarrollo y evaluación de todo el diseño educativo, aunque lógicamente debe dominar el contenido objeto de enseñanza.
  2. La función orientadora, estrechamente unida a la función anterior, responde a las tareas de atender individualmente a cada alumno ayudándole a potenciar sus intereses, necesidades y a abordar positivamente las diferentes dificultades que se puedan plantear. Esta tarea atiende tanto al educando en particular, como a todas las personas que están relacionadas con él, como es el caso de los padres, tutores, resto del equipo docente, etc.
  3. La función social está dirigida en una doble vertiente. Por un lado la importante labor del docente como engranaje con la sociedad. El educador debe saber guiar a cada alumno en su integración social, por lo que debe transmitir valores sociales. En la otra vertiente se encuentra la responsabilidad del docente en la profesionalización de su tarea. Es decir, un profesor no puede limitarse a la instrucción de una serie de clases, sino que debe también participar en las diferentes tareas de la organización y gestión de la institución educativa en la que está integrado.
  4. La función investigadora y de innovación gracias a la cual irá mejorando su propia tarea, así como proporcionando nuevos medios, recursos, contenidos que faciliten el proceso de enseñanza. Todo educador debe ser investigador de su propia práctica docente, lo que le va a ayudar a mejorar su propia tarea.

Todas estas funciones están marcando unas transformaciones en la práctica docente que, poco a poco, se están implantando en esta tarea profesional. Nos referimos a:

  • La transformación de la enseñanza en una profesión, ya que no solo se exige cada vez con mayor profundidad y rigor saberes conceptuales y técnicos, sino que además se le demanda conocimientos referidos a la didáctica, la psicología, la sociología, etc.
  • La necesidad de la elevación del nivel general del saber entre estos profesionales. La complejidad de la educación exige la revisión de la formación inicial y permanente del profesorado en todos los niveles y ámbitos.
  • La preparación para una sociedad de la que no sabemos con precisión lo que nos va demandar ante los cambios cada vez mas rápidos. Por ello, la necesidad de aprender a aprender es una de las cuestiones básicas del futuro.
  • Los cambios sociales marcados por la pluralidad, la globalización, la estrecha interdependencia entre los grupos. La multiculturalidad como elemento cotidiano será el punto de referencia en que todo educador deberá profundizar.
  • El dominio de la cultura tecnológica. La tecnología condiciona la realidad y la educación no puede permanecer ajena a ello.
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Principios Pedagógicos de la Educación

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Existen en educación algunos elementos que, de una forma u otra, están siempre presentes y son los que justifican, en última instancia, toda propuesta educativa. Comprobamos que aunque en cada momento histórico se ha dado más relevancia a un principio o a otro, siempre se ha pretendido el desarrollo de las capacidades individuales de cada uno (individualización) y su mejor integración en el grupo en el que vive (socialización). Se ha pretendido el logro de la madurez, formar individuos autónomos (autonomía) capaces de dirigir por sí mismos su propia vida, aceptando las consecuencias de decisiones.

En este punto reafirmarla idea de la “Declaración Mundial sobre Educación para Todos” (Jomtien, 1990), respaldada por la “Declaración Universal de Derechos Humanos” y la “Convención sobre los Derechos de Niño”, de que todos los niños, jóvenes y adultos, en su condición de seres humanos tienen derecho a beneficiarse de una educación que satisfaga sus necesidades básicas de aprendizaje en la aceptación más noble y más plena del término. Ahora bien, este derecho dimana del propio concepto de persona. No es una concesión de un Estado, sino un deber de éstos para el pleno desarrollo de todos y cada uno de sus ciudadanos.

PRINCIPIOS QUE FUNDAMENTAN LA ACCION EDUCATIVA

Se ha definido la educación como aquella actividad dirigida a la optimización de todas y cada una de las capacidades de la persona. Al realizarse esta afirmación se está defendiendo tanto el desarrollo de las capacidades específicas de cada individuo, como su necesaria integración en la comunidad en la que vive. En esta propuesta se parte de la idea de la persona como elemento clave para determinar qué y cómo se entiende la educación.

Al hablar de persona estamos haciendo referencia a algo singular, único por sí mismo. Sin duda, todos los seres humanos somos iguales, pero a la vez somos diferentes. Somos iguales en cuanto compartimos una misma naturaleza humana. Unicos en la medida que podemos pensar, decidir y actuar por nosotros mismos, nos hacemos a nosotros mismos, y somos responsables de nuestras acciones, de lo que somos y de lo que deberíamos ser. De ahí la absoluta necesidad de la educación, ya que sin ella quedaría seriamente mermada esta posibilidad de la naturaleza humana.

Todo humano posee dignidad, ya que actúa en base a su capacidad de reflexión y a su libertad; capacidad de actividad intencional, creativa unificadora; singularidad, que le hace diferente a los demás; carácter relacional y apertura interactiva a los demás, al mundo; autonomía para elegir, dirigir su propia vida, construir su personalidad. Cada rasgo que caracteriza al ser humano como persona reclama una actuación educativa que va a fundamentar la consolidación de esa característica en cada individuo. En el siguiente cuadro se matizan los principios educativos que se desprenden de cada uno de los rasgos. Cada rasgo que caracteriza al ser humano como persona reclama una actuación educativa que va a fundamentar la consolidación de esta característica en cada individuo:

Rasgos de la persona Principios educativos
Singularidad Individualización, creatividad
Apertura Socialización, comunión, comunicación
Autonomía Autonomía, actividad
Unidad Integralidad

Individualización-socialización, en cuanto son dos principios claros que justifican toda la tarea educativa, que pretenden ese desarrollo positivo de cada individuo, gracias la cual se integra activamente en su grupo siendo él mismo. El perfeccionamiento equilibrado de ambas dimensiones es el que fundamenta la posibilidad de autonomía de todo individuo. Ahora bien, este logro de la autonomía será posible únicamente si basamos la acción educadora en los principios esenciales de la actividad, la creatividad y la participación.

Es desde la ordenada integración de estos procesos en un todo como cada uno refuerza la acción de los demás y contribuyen a la vez al desarrollo personal.

ANALISIS DE ALGUNOS PRINCIPIOS CLAVES DE LA EDUCACION

INDIVIDUALIZACION

La constitución biológica de los individuos, su estructura psicológica, el ambiente, los estímulos, la experiencia, son únicos en cada caso y, por tanto, diferentes a los de los demás. A pesar de las diferencias, entre todo ser humano se da una característica común, la de ser personas. En virtud de su singularidad, la persona humana es una unidad irrepetible. Se manifiesta como un ente singular totalmente determinado que solo se puede predicar a sí mismo.

Diferimos de los demás en la conducta que manifestamos, distinta incluso ante estímulos idénticos. Los valores que asumimos, nuestras necesidades, intereses, sentimientos y emociones y la forma de vivirlos son sólo nuestros. En definitiva, la herencia y el medio interactúan en cada individuo haciéndolo diferente a los demás, aunque dentro de esa común condición humana.

Estas diferencias han de ser consideradas desde cualquier óptica educativa dado que el sujeto de la educación y protagonista del proceso no es la colectividad sino el hombre único e irrepetible. Son esas características individuales, las aptitudes, actitudes, necesidades, intereses, limitaciones, etc., que difieren de las de los demás, son a las que habrá que adecuarse cada una de las variables curriculares del proceso de enseñanza-aprendizaje. Se trata de que, actuando simultáneamente sobre un grupo de alumnos, se centre la acción educativa en una atención individualizada cifrada en adaptar objetivos, contenidos, motivación, recursos, métodos, actividades, etc., a las características diferenciales de cada uno, a la medida de cada cual.

Este principio de la educación rechaza la concepción ya superada de enseñar lo mismo a todos, de la misma manera y en el mismo espacio y tiempo. En cambio, exige la necesaria atención a la diversidad que trata de

proporcionar a cada alumno, en función de sus intereses y motivaciones, en relación a sus capacidades y ritmos de aprendizaje, la respuesta que necesita en cada momento para desarrollar de forma óptima todas y cada una de sus aptitudes.

SOCIALIZACION

El hombre vive en comunidad, necesita de los demás para su supervivencia e incluso para llegar a ser hombre. Muchos autores explican de forma clarificadora cómo el “yo” se va constituyendo como tal al ser capaz de descubrir y abrirse a un “tu”. El “yo” y el “tu” conviven, se desarrollan como entidades singulares, pero que, a la vez, son capaces de ir formando el “nosotros”. La singularidad del hombre no es sinónimo de aislamiento, sino de apertura, ya que vivir es convivir, no en existencias solitarias, sino necesariamente solidarias. El hombre es un ser social por necesidad, así lo requiere su propia naturaleza: necesita del otro para sobrevivir, para adaptarse a su ambiente pero, de forma especial, para crecer como persona y desarrollar cada una de sus capacidades de forma integrada. Todo el desarrollo de las potencias individuales se va a realizar en comunidad.

La sociedad actual exige nuevas disposiciones a los individuos que les capaciten para atender las crecientes demandas sociales. Las comunidades modernas nos convierten en seres cada vez más dependientes los unos de los otros y la educación es el principal vector de identificación, pertenencia y promoción social. Entonces se nos plantea el siguiente dilema ¿qué es lo que debemos potenciar más, la dimensión individual o la social? Entendemos que se trataría de buscar el equilibrio entre ambas dimensiones, procurando desarrollar los valores personales del individuo haciéndolos compatibles con el servicio al desarrollo y mejora de la sociedad, lograr la plena autorrealización del hombre y su inserción activa en la naturaleza, la sociedad y la cultura.

AUTONOMIA

Sin duda, la capacidad de gobierno de sí mismo y de determinación de las propias acciones es la máxima expresión de este principio de “autonomía” del hombre, al que la educación no puede renunciar. Todo hombre debe ser dueño de sí mismo, por lo que enseñar a aceptar, a elegir, a decidir o a tener iniciativa, con el fin de que el sujeto vaya independizándose recorriendo el necesario itinerario desde la heteronomía a la autonomía

El logro de la madurez será el punto de atención de todo educador, es el verdadero ideal de conducta. En este sentido, la madurez será el fin de un largo proceso del hombre consigo mismo, y con la sociedad como consecuencia. El que cada sujeto sea capaz de autodirigirse, de autodeterminarse, se convierte en uno de los ideales máximos a alcanzar por la persona y, por tanto, en un principio esencial de la educación.

Lógicamente, cada educando deberá ir adquiriendo grados progresivos de autonomía conforme su desarrollo madurativo y experiencias lo aconsejen, de manera que se vaya desprendiendo paulatinamente de la tutela de un educador adulto que ha sabido armonizar el binomio autoridad-libertad corresponsabilizándose junto al educando del proceso formativo de éste, ayudándole a se él mismo, a ser autor, y no solo actor de su propia vida.

ACTIVIDAD

No se concibe una educación de hoy que no quede impregnada en el principio de actividad. Pero básicamente del que aprende, es decir, actividad no centrada en el docente, como era habitual en la escuela tradicional en la que se daba más importancia a la enseñanza que al aprendizaje, sino en la propio acción del educando.

Lo que interesa como principio educativo es que la actividad que se está desarrollando sea formativa, tenga un sentido y esté planificada hacia el logro de un objetivo que le ayude a obtener o mejorar una capacidad, una destreza o un valor. Este es el fundamento del aprender haciendo. Como requisitos fundamentales de este principio debemos saber que estamos proponiendo una actividad:

  • Que tiende, en primer lugar, a las disposiciones espirituales del hombre, así toda acción física interesa en la medida en que está relacionada con lo psíquico.
  • Voluntaria, ya que una actividad será educativa en la medida en que se haga un esfuerzo intencionado y voluntario, ya sea de forma explícita o implícita.
  • Perfectiva para el propio educando, en cuanto coopera al desarrollo de cada persona en una o más capacidades, en la medida que ayuda a canalizar todas las energías positivas del ser humano.
  • Capaz de proyectar esa actividad al exterior en conductas determinadas.
  • Que comprometen toda la personalidad del que la lleva a cabo, ya que son expresión de cada persona, van configurando la personalidad de cada educando.
  • Están dirigidas a convertir todos los actos del hombre en verdaderos actos humanos, en el sentido de que se llevan a cabo con conocimiento y elección personal, son expresión de libertad.

El principio de actividad rechaza la educación que fomenta un alumno pasivo y meramente receptivo. Se pretende el esfuerzo de reflexión y no solamente la actividad manual o psicomotriz. La actividad que nos interesa es fundamentalmente la que parte de la mente humana y se realiza de modo voluntario, exenta de coacción y tendente a la optimización del hombre. El sujeto que participa, que es protagonista de su propio aprendizaje porque observa, busca, descubre, experimenta, analiza, relaciona, comprende, ordena, concluye, en definitiva razona, está llevando a cabo una actividad que fijará en la mente esos aprendizajes adquiridos de manera más sólida.

CREATIVIDAD

Un mundo en constante evolución genera continuos problemas que demandan a los investigadores soluciones urgentes. Por lo tanto será objetivo formativo el potenciar el desarrollo de mentes creativas que con sus creaciones, descubrimientos, inventos e innovaciones hagan aportaciones en el campo artístico, científico, tecnológico, económico, político, etc., gracias a las cuales se puedan dar soluciones a esos nuevos problemas, o sean valiosos para lograr hacer más placentera la vida en todo el ámbito natural, social o cultural.

Ahora bien, lo esencial de este principio estriba en la capacidad de transformar de forma personal la realidad que nos rodea gracias a los elementos y conocimientos que ya poseemos. La creatividad es una disposición personal ante la vida en la que el individuo está dotando a todas sus acciones, a todas sus ideas de un acento personal.

La educación en y para la creatividad está en el equilibrio entre el conocimiento, la efectividad y la acción. Enseñar a pensar, a sentir y a tomar decisiones, éstos son los cimientos para construir la creatividad personal. En definitiva, lograr implicar al alumno en su propio proceso educativo.

PARTICIPACION


La participación es un factor que debe estar presente en todo proceso educativo ya que contribuye a desarrollar la responsabilidad y la capacidad de dialogar, de escuchar, de planificar, de evaluar, de aprender y de trabajar en equipo, por lo que es un elemento esencial para el desarrollo tanto individual como social de todo individuo.

Participar es tomar parte, colaborar con otras personas, unirse con otros que tienen inquietudes similares y formar un equipo para hacer algo o para alcanzar unas metas. Es decir, unirse, colaborar entre todos para alcanzar unos objetivos que beneficiarán y mejorarán nuestra sociedad y, por ende, nuestro propio grupo. Demanda cooperar, aportar, desarrollar un conjunto de actividades voluntarias a través de las cuales los miembros de esa comunidad intervienen en la elaboración y decisiones de la construcción y mantenimiento de ese grupo.

En suma, la participación es:

  • Es un derecho del hombre para actuar en libertad y como tal, a la vez, un deber de todo ser humano para cooperar en el desarrollo de toda sociedad.
  • Aumenta la responsabilidad, ya que al participar estamos desarrollando la capacidad de asumir un compromiso.
  • Es fuente de vitalidad y de energía creativa en la vida social, a la vez que ayuda a reducir las desigualdades sociales.
  • Es garantía de coherencia y de eficacia, ya que al involucrar a los diferentes miembros de un grupo, estamos ayudando a realizar de forma efectiva esos objetivos que entre todos hemos decidido y que todos queremos.

Sin duda, para poder participar se exige previamente libertad, la posibilidad de autonomía de cada individuo. Sin libertad cualquier tipo de participación no sería real. Y sin la igualdad estamos cerrando el paso a la dinámica participativa.
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Los Valores en Educación

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Toda persona, grupo o sociedad se ha planteado, de una forma u otra, qué quiere ser y a dónde quiere llegar. Ha reflexionado sobre cómo lograrlo y cómo transmitirlo a los demás, siendo esto una constante a lo largo de toda la historia de la humanidad. Pero al plantearse esta cuestión, nos encontramos inmersos en el problema de los valores: vivir es elegir, preferir unos valores sobre otros.

De una forma u otra, todo ser humano está optando, a través de su conducta, por unos valores determinados. Y no podemos olvidar que toda actuación humana cobra su sentido en los valores que la fundamentan. Negar los valores sería, en suma, renegar de la condición humana y aniquilar el valor significaría suprimir la posibilidad de la educación misma. “La educación es inevitablemente valoral”.

En cuanto a la denominada crisis de valores, tema ampliamente discutido, Pascal (1992) dice que “un fenómeno observable en la sociedad occidental actual es el desconcierto producido por la falta de vigencia de valores antaño asentados sólidamente, quizás por la convivencia de valores considerados antagónicos o contradictorios entre sí, quizás porque esté en curso un proceso de cambio de valores o redefinición de los antiguos sin que todavía se perciba con nitidez el horizonte axiológico que sirva de nueva referencia”.

LA EDUCACION, QUEHACER DE VALORES

La educación es un proceso de perfeccionamiento que cada ser humano lleva necesariamente a cabo. En este sentido, la educación implica necesariamente transmisión de valores, ya que a través de ella se desarrollan e inculcan éstos, sencillamente porque toda perfección conlleva un bien, y los valores son bienes.

Ahora bien, por medio de la educación no solo se ayuda a descubrir valores, sino a establecer la propia jerarquía, ya que lo que realmente es importante es la disposición jerárquica de los valores. En este sentido, la educación potencia al hombre ayudándole a encontrar el esquema u orden de actuación en que ha de basarse para perfeccionarse y mejorarse a sí mismo. En definitiva educar es enseñar a vivir, por lo que necesariamente va a exigir transmitir aquello que es valioso para cada educando, ayudándole a pasar de la hominización a la humanización.

DEFINICION DE VALOR

Valor es toda perfección, todo bien, que rompe nuestra indiferencia, provoca nuestra estimación y nos mueve a obrar de acuerdo con él. En este sentido se puede afirmar que los valores son:

  • Proyectos ideales, en cuanto a que son apreciados, deseados y buscados.
  • Opciones, que la voluntad busca y elige.
  • Creencias, que se integran en la estructura del conocimiento dándolo un sentido.
  • Patrones, que guían la vida del ser humano.
  • Características de la acción humana, que mueven a la conducta, orientan la vida y marcan la personalidad.

En torno a los valores se debe diferenciar entre los valores en sí (ideales, patrones, creencias…) y el acto de valorar (dirigen la conducta, marcan la personalidad de cada uno). Se pueden considerar cualidades de los valores:

  • La polaridad, ya que todo valor presenta un antivalor. Cobra sentido en la medida que existe su contrario.
  • La infinitud, ya que ningún valor se agota en un elemento, en una acción, en una obra. Es un horizonte siempre abierto de una infinita riqueza.
  • La jerarquía, ya que aunque los valores sean ilimitadamente variados, debemos ser conscientes de que no todos valen lo mismo. Serán más valiosos en la medida que perfeccionen en mayor grado al ser humano.

TEORIAS SOBRE LOS VALORES

Uno de los grandes problemas de la axiología es que no encuentra un modo unánime de interpretar los valores. “¿Tienen valor las cosas porque las deseamos o las deseamos porque tienen valor?” (Frondizi, 1977). Como consecuencia de cuestiones como ésta, surgieron dos grandes teorías axiológicas:

  • Subjetivismo axiológico, que tiene únicamente en cuenta la dimensión subjetiva del valor, es decir el acto de valorar. No admite la identidad del valor de forma independiente al sujeto que valora. Por ello será cada sujeto el que atribuye los valores, por lo que dependerán de circunstancias culturales, sociológicas, psicológicas, etc., el que se reconozcan unos y no otros. Los valores serán relativos y cambiantes porque dependen de que sean reconocidos.
  • Objetivismo axiológico, que predica que los valores son objetivos y existen independientemente del sujeto que valora. Así, los valores no crean, se descubren, están ahí. Son cualidades absolutas, ideales independientes de las cosas o del acto de valorar. No se confunden con el sujeto valorante, ni con las cualidades físicas de los objetos.

Ahora bien, más que de subjetividad u objetividad de los valores, resulta adecuado hablar del carácter relacional de los valores. Los valores surgen, sin duda, de la relación dinámica del sujeto y del objeto, del ser y del deber ser, de las preferencias y de la dignidad de los valores que nos atraen y que responden a nuestras necesidades. “El valor surge de la relación entre las necesidades del sujeto, individual o colectivo, y los bienes que pueden satisfacerlas, por lo que no es puramente subjetivo ni reside en la pura objetividad. Entendemos su dinámica, su multiplicidad y movilidad en esa relación dual” (Marín Ibáñez).

LA JERARQUIA DE LOS VALORES

Los valores son ilimitadamente variados, ahora debemos ser conscientes de que todos no valen lo mismo. Serán más valiosos en la medida en que perfeccionen en mayor grado al ser humano. El orden preferencial es consustancial a éstos. Por ello es necesario establecer jerarquías entre ellos, ordenarlos de acuerdo a nuestras preferencias, ideales…, gracias a la cual descubriremos cuál es el papel que jugará cada uno de ellos en la estructura de nuestra propia vida, clave para la coherencia de su comportamiento.

Aunque encontramos muchas propuestas de clasificación de valores, la siguiente puede servirnos como modelo para comprender este tema, partiendo de las dimensiones básicas propias de todo ser humano:

Dimensión humana Valores Actitudes
De supervivencia Técnicos Economía de medios

Eficacia en el trabajo

Perfeccionamiento de destrezas
Vitales Respeto a la vida

Desarrollo de facultades físicas

Equilibrio psicofísico
Cultural Estéticos Contemplación de la naturaleza

Goce ante las creaciones humanas

Búsqueda de perfección en toda obra
Intelectuales Compromiso con la verdad

Sentido crítico

Desarrollo de destrezas intelectuales
Eticos Individual Sentido del deber

Conquista de la libertad

Proyecto de vida

Responsabilidad
Social Diálogo

Respeto

Amistad

Generosidad

Justicia
Trascendental Cosmovisión Integración unitaria del contorno

Coherencia de vida

Flexibilidad
Religión Sentido espiritual de la vida

Aunque reconozcamos lo deseable de la existencia de una escala ideal de valores para el ser humano, de acuerdo con la propia estructura de la persona y de las necesidades que debe satisfacer, no existe, lógicamente, una escala única válida para todos y en todos los tiempos. Cada cultura, cada pueblo, cada persona debe ir elaborando la suya propia.

A través de los valores y, en concreto, de la jerarquía que haya determinado, podemos entender a cada individuo, a cada generación, a cada pueblo, a cada momento histórico… Analizando los valores que imperan en una sociedad, podemos comprobar a qué se da más importancia, qué necesidades se están cubriendo y cuáles se dejan en un segundo plano, o se ignoran, con las consecuencias que todo esto conlleva.

EL APRENDIZAJE DE VALORES

Todo diseño educativo potencia y desarrolla una serie axiológica determinada, para llegar así al ideal de persona que se quiere formar. Pero no sólo se le ayuda a descubrir valores, sino también a establecer la necesaria jerarquización, ya que lo realmente importante no es poseer tal o cual valor, sino la disposición jerárquica de éstos.

Es imprescindible tener claro que los valores no se imponen, se deben presentar en un clima de libertad, pues, en definitiva estamos ante una tarea que cada uno debe realizar por sí mismo. A la vez ser conscientes de que el entorno y el ambiente son condicionantes a la hora de establecer la propia jerarquía, ya que cada cultura posee y transmite unos valores determinados. Sin embargo esto no quita que cada uno deba realizar el esfuerzo de aceptarlos o rechazarlos.

Los valores se conocen, básicamente, a través de las vivencias propias. Se hace necesario que en todo proceso de aprendizaje de valores se atiendan los siguientes pasos básicos (González Lucini, 1993):

Y diremos que se ha aprendido en la medida en que cada sujeto es capaz de manifestarlo en acciones concretas de su conducta.

La educación en valores comprende dos funciones fundamentales: socializadora y personalizadora.

ESTRATEGIAS PARA EDUCAR EN VALORES

Queramos o no, estamos continuamente transmitiendo valores, ya que, de una forma u otra, estamos mostrando nuestra propia forma de ser y actuar. En este sentido, la primera estrategia de formación en valores es el ejemplo. Existen múltiples propuestas de estrategias adecuadas a cada edad y a los diverso entornos educativos y, entre otras destacamos, como ejemplo, las siguientes (Ortega; Mínguez; Gil, 1996):

Clarificación de valores

Objetivos Modalidades

  • Identificar y hacerse consciente de los valores propios y de los demás
  • Estimular la discusión de las razones de la elección de un valor

  • Diálogos clarificadores
  • Hojas de valores
  • Frases inconclusas
  • Preguntas esclarecedoras
  • Escalas de valores

Discusión de dilemas morales

Objetivos Modalidades

  • Crear conflictos para ayudarles a restablecer el equilibrio en un nivel superior de juicio moral
  • Potenciar el desarrollo del juicio moral

  • Dilemas morales reales
  • Dilemas morales hipotéticos

Estudio de casos

Objetivos Modalidades

  • Provocar el análisis, la clarificación y la búsqueda de soluciones
  • Entrenarse en habilidades en resolución de problemas y toma de decisiones

  • Casos reales
  • Casos ficticios

Análisis de valores

Objetivos Modalidades

  • Utilizar procesos analíticos a partir de hechos reales conflictivos
  • Identificar supuestos, causas, condiciones de posibilidad de un problema
  • Analizar alternativas y sus consecuencias
  • Desarrollar una conciencia crítica

  • Discusión racional a partir de hechos
  • Investigación crítica de problemas sociales
  • Clarificación conceptual
  • Discusión dirigida
  • Role playing
  • Simulaciones

Comentario crítico de textos

Objetivos Modalidades

  • Impulsar la crítica
  • Comprender críticamente las realidades morales
  • Reforzar el proceso de razonamiento lógico

  • Diálogo a partir de un texto
  • Comentario escrito
  • Comentario a partir de preguntas establecidas

Autorregulación de conductas

Objetivos Modalidades

  • Lograr objetivos personales en función de criterios propios
  • Proporcionar oportunidades para ejercer sus valores
  • Ayudar a equilibrar disarmonías en la propia conducta
  • Potenciar el autoconcepto

  • Ejercicios de autodeterminación de objetivos
  • Autoobservación
  • Autoevaluación
  • Preguntas establecidas
  • Proyectos de acción

LA EVALUACION DE VALORES

La importancia de la evaluación en la transmisión de valores es decisiva, ya que lo que no se evalúa, deja de tener importancia, se va difuminando y dejándose al azar. Lógicamente la evaluación en este ámbito debe servir de instrumento para orientar acerca del modo más adecuado para aprender valores, para reforzar los aspectos que se han de tener en cuenta, o detectar aquellos elementos negativos o insuficientes que se desprende de todo proceso educativo. Pero para poder evaluar debemos saber cual es el contenido, tipo de aprendizaje y criterios de evaluación de éstos. Siguiendo a Bolivar (1995), proponemos el siguiente cuadro:

Contenido Tipo de aprendizaje Criterios de evaluación
Actitudinal.

Componente afectivo, cognitivo y comportamental. Valorar.

Valores, actitudes, normas Predisposición a actuar de forma estable y determinada. Observación sistemática en sus diversas variantes y situaciones.

¿Cómo llevar a cabo este tipo de evaluación? Fundamentalmente a través de la observación (pautas de observación, escalas,...), cuestionarios, entrevistas, análisis de trabajos escritos, creativos... Ahora bien, dado el carácter esencialmente subjetivo de este tipo de contenidos, es fundamental llevar a cabo esta evaluación contrastando los datos obtenidos con otros educadores, de modo que pueda analizarse el comportamiento en diferentes ámbitos de convivencia.

LA ESCUELA Y EL PROBLEMA DE LA FORMACION EN VALORES

Es una realidad que la escuela no tiene la exclusiva en la formación de valores, pero sí tiene una grave responsabilidad que debe asumir. La educación debe emprender y cooperar con otros ámbitos de la sociedad en una auténtica formación en valores, debe garantizar la dimensión moral de la educación.

En el primer artículo de la LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo, 1990) se recoge el concepto de que la verdadera raíz de la calidad de la educación es “el pleno desarrollo de la personalidad de cada alumno, integrándole de forma activa en la sociedad en la que vive”. Y al analizar este punto comprobamos, sin duda alguna, que estamos hablando de la educación moral de la persona.

Evidentemente cada uno de los valores son muy difíciles de definir, y más intentar delimitarlos o encajarlos dentro de unos conceptos cerrados. Estamos ante una realidad rica y posibilista, una realidad que hay que vivir, y, por ser vida, los valores son vitales, dinámicos.

Cada centro educativo, dentro del carácter pluralista y democrático que le sustenta, debe clarificar su propia jerarquía de valores. Ahora bien, también podemos afirmar la existencia de unos valores mínimos para todos. Valores que sustentan y posibilitan toda convivencia: libertad, respeto, igualdad, solidaridad, justicia... Y es tarea ineludible de la escuela, en primer lugar, y de todo educador en cualquier ámbito de convivencia, colaborar en la formación de estos valores: educar para una auténtica ciudadanía.
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La Educación, Objeto de Reflexión Científica

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La discusión acerca de la legitimidad científica de los estudios pedagógicos no es una mera curiosidad intelectual o erudita, sino que enmarca y condiciona la justificación de la educación como un ámbito sustantivo de conocimiento.

TEORIAS QUE NIEGAN CONSISTENCIA CIENTIFICA A LA PEDAGOGIA

Para estas teorías, la Pedagogía no tiene un campo propio mas allá del que le corresponde a cada una de las llamadas Ciencias de la educación. La extensión del concepto de educación, sus diferentes sentidos, la diversidad de situaciones en que cabe considerarla, su relación con factores e intereses de la vida social... su complejidad, en suma, exige un estudio parcelado en múltiples dimensiones o aspectos (Ciencias de la educación) que contribuyen a su comprensión y explicación total. Ninguna técnica o procedimiento específicamente pedagógico está capacitado para abordar y resolver tanta complejidad. La educación es el principio de unidad que fundamenta un estudio pluri e interdisciplinar pero no único. En el análisis de cualquier problema educativo se precisan enfoques y aportaciones de muy diversas disciplinas. La Pedagogía es una «alquimia», y el experto en la “ciencia de la educación”, un mito. El «punto de vista» de la Pedagogía es, si acaso, sintetizar los análisis del hecho educativo que llevan a cabo las “Ciencias de la educación”.

LA PEDAGOGIA, UNA «CIENCIA DE ENCRUCIJADA» O DE SINTESIS

Esta concepción de la Pedagogía considera que si bien existe una pluralidad de «ciencias educativas», o «avenidas del saber» sobre la educación, estas se encuentran en un punto geométrico de cruce, en una especie de «encrucijada» en la que desembocan. La Pedagogía es, a lo sumo, una ciencia de integración o de síntesis de saberes diversos sobre educación; una ciencia de segundo grado cuyo objeto consiste en aglutinar, coordinar y sistematizar los resultados obtenidos por otras ciencias.

La teoría de la encrucijada es verdadera en lo que afirma y falsa en lo que niega. La Pedagogía es una «ciencia de encrucijada», pero comporta aspectos sustantivos que van más allá de la simple existencia acumulativa que le dan otras rutas científicas.

LA PEDAGOGIA COMO CIENCIA RESIDUAL

La orientación que concibe a la Pedagogía como «ciencia residual», aunque aparentemente le asigna un objeto de estudio, que se halla constituido por aquellos aspectos de la educación que otras ciencias no han analizado todavía, de hecho la considera como ciencia carente de unidad y cohesión.

Y muy próximas a estas teorías están aquellas que niegan un objeto propio a la Pedagogía porque éste es absorbido por una determinada ciencia; ello hace que la Pedagogía pierda significación y autonomía. La investigación y el conocimiento pedagógico se resuelven, exclusivamente, mediante teorías generadas en las disciplinas que estudian diversas dimensiones o perspectivas (Sociología, Biología, Filosofía...).

Desde esta perspectiva, la educación es vista como una parte dentro de otra realidad que da sentido al fenómeno que se estudia. En la medida que la Filosofía o una ciencia se ocupan de los problemas del hombre y de la vida, están legitimadas para reflexionar sobre la educación, sin que se precisen estudios específicos sobre el conocimiento de esa educación, estrategias para la realización y control de sus resultados.

CONCEPTOS DE LA CIENCIA COMO MODELOS CIENTIFICO-POSITIVISTAS

Finalmente, otras teorías, aun reconociendo la unidad y dignidad del objeto de la Pedagogía, ponen en entredicho su rango científico; es el caso:
  • de la actitud científica de «signo positivista» (modelos de la ciencia físico-matemática);
  • de las corrientes que identifican la educación con la pura «praxis» o simple actividad.

LA ACTITUD CIENTIFICA DE SIGNO POSITIVISTA

La actitud científica de «signo positivista», la ciencia, que pretende constituirse en el único saber valioso posible, va a caracterizarse por dos notas limitativas íntimamente ligadas:
  • La renuncia al conocimiento de la realidad, al descubrimiento de la Verdad. La Verdad que es descubrimiento, desvelación, lo que deja de estar oculto, no es objetivo de la ciencia positiva. La ciencia es una creación o convención para, con más comodidad, sintetizar los datos múltiples de la experiencia (Poincaré); un sistema de proposiciones matemáticas, deducidas de unos pocos principios racionales, para representar la realidad de una manera más sencilla y completa (Duhem); la ciencia pretende dominar los fenómenos, sometiéndolos a leyes, para preverlos y desencadenarlos cuando sean útiles al hombre, sin preocuparse de su naturaleza.
  • La actitud paralógica de extender el parámetro definidor de la cientificidad de un saber, el que es propio de las ciencias físico-matemáticas, a cualquier clase de saber, por complejo que este sea, como el de las ciencias humanas.
Para la concepción positivista, de la ciencia el modelo de una ciencia pedagógica, como en general el que corresponde a las ciencias humanas, presenta característica epistemológicas que inciden negativamente en su consistencia y homologación científica:
  • La educación tiene un componente ideológico que conforma a sus exigencias algunas conclusiones y origina la ausencia de una sistematización rigurosa y objetiva entre principios y conclusiones. Los fenómenos educativos tienen un sentido y una intencionalidad.
  • El propósito de la ciencia pedagógica no es la explicación lógicocasual de una serie de fenómenos, al modo de los fenómenos físicos, sino la comprensión e interpretación del sentido de tales fenómenos.
  • La proyección práctica de la ciencia de la educación no es pragmática o técnico-manipuladora, como las ciencias naturales, sino que es de signo ético, transformador, liberador o emancipador de unas conductas.
El «concepto amplio» de la ciencia, alejado del modelo positivista restrictivo del saber científico, no excluye el tratamiento científico de las cuestiones educativas:
  • La ciencia no sanciona ningún modelo de saber. La ciencia físico-matemática es solo una especie dentro del género más amplio de la ciencia.
  • Cada ciencia tiene su propio sistema de enunciados, su propio lenguaje, sus propias pautas, de modo que la extrapolación a otro sector no solo les resta calidad científica sino validez.
  • Cada ciencia tiene, según su diversa especificidad, sus modos de acceso y de positivación de la realidad en la que inciden.
  • El radio de eficacia de la ciencia es muy limitado; no existe una ciencia de la totalidad, sino referida a campos muy concretos de los objetos. Una sola disciplina (a excepción de la filosofía) no puede explicar la realidad total, ni coordinar los saberes parciales de un modo sistemático.
  • Cada ciencia tiene su objeto propio como hecho de conocimiento. En nuestro caso, la Pedagogía, como Ciencia de la educación, tiene su objeto peculiar, sustantivo, «la educación», y aunque requiera la extracción de elementos de muy distintos campos científicos con vistas a la descripción y explicación de aquel objeto, es el enfoque o punto de vista de su sentido el que da a los elementos aportados el carácter de «contenidos» de la disciplina.

LA IDENTIFICACION DE LA EDUCACION CON LA «PRAXIS»

Próximas a la actitud «científica positivista» podrían situarse las concepciones que identifican la educación con la pura «praxis» o simple actividad, la educación como mera aplicación tecnológica de modelos teóricos propios de otras áreas científicas, y las concepciones de la educación como arte. Se renuncia a hablar de Ciencia de la educación; sólo existen «teorías prácticas educativas» o «aplicaciones tecnológicas de la ciencia»; aplicaciones de las ciencias al estudio de la educación.

Margina esta actitud reflexiones epistemológicas de interés. Un «objeto operable» como la educación, término de un querer y un hacer («lo práctico»), sigue siendo un «objeto» sobre el cual puede recaer un conocimiento, y un conocimiento científico muy variado, según las características de la ciencia ya apuntadas.

NIVELES DE ACCESO AL CONOCIMIENTO DE LOS FENOMENOS EDUCATIVOS

Si en la educación, como saber práctico, distinguimos los cuatro elementos que cabe constatar en el saber general: el objeto, su finalidad intrínseca, su método o modo de conocer el saber y la finalidad extrínseca, propia del agente o sujeto que la posee, y proyectamos el carácter práctico sobre esos elementos o sólo sobre algunos de ellos, obtendremos distintos tipos de saber sobre el hecho educativo.
  • Plano especulativo y práctico de la educación. Es preciso distinguir con claridad ambos planos. «Entendemos por conocimiento especulativo aquel tipo de operación humana cognoscitiva ordenada única y exclusivamente a conseguir el conocimiento mismo. Por el contrario el conocimiento práctico es aquel que tiende con una finalidad intrínseca a producir algún efecto. De este modo, el conocimiento práctico presupone una dualidad fundamental: de un lado, la operación cognoscitiva y, de otro, el efecto que ella pretende producir».
  • El saber normativo de la educación. La ciencia de la educación no se limita a describir lo que sea el fenómeno educativo, el cómo de la educación, sino que tiene un alcance normativo, de investigación de cómo debe realizarse la educación; del campo del ser se pasa a lo que debe ser el actuar educativo y cuales las mejores normas de acción en orden a los fines a los que se halla destinado.
  • El saber técnico de la educación. La Pedagogía, como saber técnico, sería sólo el modo eficaz de realizar la educación; en un sentido subjetivo, la habilidad o hábito que, siguiendo ciertas normas, va orientada a promover las acciones más convenientes en el proceder educativo:
    • Tiene una vocación productora o de eficacia, es decir, la aplicación de un saber científico a una realización útil.
    • Se vincula especialmente a un objeto consciente o actividad sistemática (a la educación intencional).
    • No depende exclusivamente de aptitudes individuales, sino de recursos objetivos.
  • La educación como «arte». La educación se identifica, también, con creación, y más concretamente con la «creación artística», con el arte. Originariamente la educación ha sido un arte, y la pedagogía una teoría o doctrina del arte de la educación.

No obstante, pese a las semejanzas, no puede identificarse la actividad del educador con la del creador. Aquélla es más limitada que la de éste. No pretende el educador una libre producción de objetividades caprichosas sobre un material inerte, de acuerdo con una formas imaginadas o preconcebidas por él, sino ayudar a que los alumnos incorporen las producciones objetivas de la cultura para hacerlas subjetivas y coadyuven al desarrollo de la persona.

DISTINTAS INTERPRETACIONES DE LA PEDAGOGIA

Existen diversas maneras de enfocar el estudio de la Pedagogía, siendo la diversidad de enfoques propia de disciplinas, como ésta, que versan sobre objetos complejos y multidimensionales.

  • Una primera concepción es la que considera a la Pedagogía como la ciencia general de la educación; es decir la ciencia que tiene por objeto la educación en toda su amplitud. En este sentido, la Pedagogía es equivalente a una sistematización del conjunto de saberes comprendidos en las Ciencias de la educación.
  • También hay autores que entienden la Pedagogía como una ciencia especial de la educación en general, al margen de especificaciones, modalidades y concreciones de lo educativo, cuyo tratamiento corresponde a áreas o campos diversos (educación intelectual, cívica, moral…).
  • En otras propuestas se reduce el espacio de la Pedagogía al estudio de la educación general, entendida como aquel tipo de educación troncal común o de base, no especializada, que sirve de denominador común a cualquier tipo de formación que pueda adquirir el educando. Se excluirían, bajo esta perspectiva, modalidades tales como la educación especial o la educación permanente.
  • La Pedagogía como una ciencia práctica o prescriptiva de la educación ha sido otra de las interpretaciones repetidamente propuesta entre los pedagogos. Las teorías pedagógicas intentan aproximarse cada vez más a las teorías científicas de carácter explicativo.

LA PEDAGOGÍA, CIENCIA TEORICA Y PRACTICA

La Pedagogía es una ciencia teórica y práctica a la vez; especulativa y normativa. Teórica en cuanto consiste en un conocimiento especulativo de la educación que reflexiona sobre la naturaleza y problemas de la educación tratando de describirla, explicarla y comprenderla. Pero es ciencia práctica en la medida que esas reflexiones y conocimientos se refieren y dirigen a la aplicación efectiva en la vida individual y social. Si la Pedagogía teórica es el fundamento que describe el porque de la actividad educacional, la Pedagogía práctica considera la educación como tarea a realizar y se propone averiguar cómo debe llevarse a cabo.

La educación como proceso intermediario que es entre un ser y un deber ser, se mueve en el plano de la realidad de la existencia; despliega su actividad en personas determinadas, en circunstancias y ámbitos concretos con toda su complejidad; mientras la Pedagogía ,como ciencia teórico-práctica de la educación, se mueve en el de la racionalidad, en la línea lógica del sistema.

AUTONOMIA CIENTIFICA DE LA PEDAGOGIA

La educación, como toda realidad humana, es un ámbito de conocimiento científico muy próximo a otros ámbitos de conocimiento humano (Filosofía, Antropología, Biología, Psicología, Sociología…) con los que se ve profundamente interconectado y condicionado, pero sin que sea reducible al objeto de aquellas disciplinas. Como ha sucedido con otras ciencias, la disputa sobre la legitimidad de sus respectivos objetos y conocimientos ha sido muy frecuente. La Filosofía, la Antropología, la Psicología o la Biología han cuestionado la legitimidad e independencia científica de la Pedagogía y de las Ciencias de la educación, disputando la pertenencia de conocimientos educativos fuera del sistema de cada una de aquellas disciplinas.

Especialmente la Filosofía, como saber totalizador del mundo y de la vida, ha ocupado durante mucho tiempo el espacio de la Pedagogía comprometiendo su propia especificidad científica. Es fácil comprobar cómo toda gran concepción filosófica genera una concepción educativa y pedagógica. Es necesaria una Filosofía de la educación, como es necesaria una Filosofía política, de la ciencia o de la técnica, pero sin que esas filosofías puedan suplantar ni suplir a la Ciencia de la educación, a la Ciencia política o a la ciencia y técnica en general.
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La Educación como Fenómeno Social

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Ningún individuo se desarrollará plenamente sin la pertinente interrelación con su entorno, siendo esa interacción individuo-medio la que le convierte en un determinado tipo de persona que influye en el ambiente y a la vez es influido por él.

La sociedad educa, consciente o inconscientemente. Tanto de una u otra forma existen multitud de sujetos e instituciones educadores dentro de los grupos sociales. Esta tendencia de la sociedad a preservar su cultura, a transmitir sus ideas y actitudes, ha existido siempre y en todas partes. Es el proceso de «socialización» o «endoculturización» de sus miembros.

La educación se configura como fenómeno social, tanto por su origen como por sus funciones, dado que se educa en la sociedad, por exigencia de la misma, con las limitaciones que ella impone y para su mejora y el progreso de los miembros que la conforman.

LA DIMENSION SOCIAL DEL SER HUMANO

Todo ser humano vive en permanente interacción con otros, necesita a esos otros tanto para satisfacer sus propias necesidades como para aprender cómo atenderlas. A la vez, todo individuo es el resultado de una simbiosis de naturaleza y cultura. Hay que contar con la naturaleza del hombre, fundamentada en la indeterminación, la plasticidad, la razón, etc., que es la que ha posibilitado la generación de toda la cultura. «La cultura es la segunda naturaleza del hombre».

La biología por si sola no explica al ser humano. No existiría la cultura si no hubiera hombres, pero hay que reconocer que no hay hombre sin cultura: el hombre necesita de la cultura para sobrevivir biológicamente.

Cada ser humano siempre estará transformando el medio en el que vive, debe humanizar el medio en el que habita. Por ello la cultura es necesaria al hombre, y el hombre «hace» la cultura.

LA NECESARIA SOCIALIZACION DEL HOMBRE

Dentro del proceso de convertirse en persona que lleva a cabo cada individuo, debemos considerar el proceso de socialización, eje esencial del desarrollo humano. Al hablar de socialización, nos referimos a la evolución madurativa necesaria en todo individuo, con el fin de dotarle de las actitudes, hábitos, ideas, conductas... requeridos para su buena integración y adaptación en la sociedad a la cual pertenece. En definitiva, adquisición de rasgos sociales básicos para las futuras funciones y roles sociales, y para la adecuada interacción con los demás.

Ningún hombre ni mujer se desarrolla en soledad, sino en solidaridad. Necesita de los otros para madurar, para extraer lo mejor de sí mismo. A la vez que necesita también de los demás para aportar y dar lo mejor de si mismo a los demás, colaborar en la evolución continua de la cultura y de la sociedad. Por ello definimos socialización como aquel...

«proceso de interacción entre la sociedad y el individuo, por el que se interiorizan las pautas, las costumbres y valores compartidos por la mayoría de los integrantes de la comunidad, se integra la persona en el grupo, se aprende a conducirse socialmente, se adapta el hombre a las instituciones, se abre a los demás, convive con ellos y recibe la influencia de la cultura, de modo que se afirma el desarrollo de la personalidad» (Fermoso)

Esta sociabilidad, como capacidad propia de todo ser humano, debe ser desarrollada. Es una disposición natural del individuo a vivir con otros, pero esta aptitud debe ser formada. La socialización es un aprendizaje. Por último, la socialización se justifica también en la medida en que logra la perpetuación de la propia sociedad y de su cultura, junto con el desarrollo pleno de cada uno de sus individuos.

EL MEDIO, AGENTE EDUCADOR

A través de lo vemos en la calle, de la convivencia con la familia, con los amigos, en el trabajo, de lo que vemos y oímos en la televisión y radio, de lo que leemos, etc. estamos recibiendo constantemente influencias que están configurando todos nuestros aprendizajes a todos los niveles.

La educación, ya esté sistematizada o no, se produce siempre en contextos sociales tales como la familia, los amigos, la escuela, las asociaciones, etc., que a la vez son influidos por la cultura común de la sociedad en la que se inscriben.

EL MEDIO AMBIENTE

Los seres humanos vivimos en un determinado medio, en un ambiente específico. Se trata del medio material, un ambiente natural, geográficamente identificable, en el que se habita con todos los elementos físicos, biológicos y socioculturales que componen el entorno, y que configuran los estímulos que cada individuo va a recibir a lo largo de su vida.

Este medio natural incide en el individuo coaccionándolo de modo que éste se adapte al mismo, pero mediante la educación se procurará que esta adaptación sea algo más que simple acomodación para sobrevivir, pretendiendo una adaptación dinámica que provea de mecanismos al hombre para transformar ese medio, superándolo.

La sociedad, por otra parte, constituye el ambiente o medio social, marco o escenario en el que se desenvuelve la vida. El protagonismo de este ambiente social sobre la educación de los individuos es muy superior al del medio natural.

En definitiva, en el medio se realiza la educación, del medio se toman argumentos educativos, el medio facilita los contenidos y del medio social surgen los grandes fines, los objetivos y las formas de educar que diferencias claramente la educación de las sociedades primitivas de la que imparten las comunidades industrializadas; la educación del medio rural y la que se genera en las grandes urbes.

LA INTERACCION HERENCIA-MEDIO

En todo ser humano está presente, como base de su personalidad, una constitución biológica, expresión de su carga genética, que se verá mediatizada en su posterior desarrollo por las influencias que recibe del ambiente en el que está inscrito.

La herencia se presenta, obviamente, como el primer elemento configurador de la individualidad, pero resulta evidente que un hombre sujeto a la influencia de un determinado ambiente, conforma su personalidad de manera diferente a como lo haría otro hombre (o incluso el mismo hombre) criado en un medio distinto, sea este social (diferente familia, escuela, grupo...) o cultural (distinta lengua, arte, ciencia, costumbres...).

Podemos afirmar que herencia y medio han de considerarse en interacción constante, complementándose lo innato con lo adquirido a lo largo de la existencia humana.

LA CULTURA COMO CONDICIONANTE SOCIAL

Cada grupo social dispone de su propia cultura que le hace ser peculiar y distinto de otros grupos, por el conjunto de comportamientos, actitudes y valores que conforman su modo de vida y su propia identidad. En este punto, debemos precisar que entendemos por «cultura, todo aquel universo simbólico que el hombre ha elaborado y suma al mundo físico y natural» (Gervilla).


Esta cultura, que representa el aspecto dinámico de la estructura social, se acepta, se comparte, se defiende y se transmite de unas generaciones a otras. Transmisión que supone aprendizaje, dado que la cultura no se hereda en el sentido biológico del término.

El comportamiento de los individuos se adapta, mediante el proceso de socialización, al ambiente cultural que es propio de cada grupo en cuanto a normas y códigos de conducta. Por eso cada sociedad tiene sus propios procedimientos y normas que aplican básicamente padres y educadores en la forma que esa cultura entiende como la más adecuada. La educación se mueve en un determinado y determinante marco socio-cultural.

LOS FACTORES SOCIALES CONDICIONANTES DE LA EDUCACION

Además de los factores biológicos, sociales, culturales... que, sin duda, determinan todo proceso de aprendizaje, la sociedad y sus estructuras desencadenan también una serie de condicionantes que posibilitan, potencian, delimitan u obstaculizan la educación. Destacan los factores de orden económico, cultural y político.

FACTORES ECONOMICOS

Es patente la relación entre desarrollo económico y social de un país con su sistema educativo. A mayor desarrollo de un país, mayores esfuerzos por adecuar la educación las complejas y múltiples necesidades de las sociedades tecnológicas. El desarrollo de la educación se convierte así en una de las dimensiones del desarrollo global, al igual que los desarrollos social, económico o político.

No es posible elevar el nivel educativo de un país si no se cuenta con la suficiente dotación económica. Todo proceso de enseñanza-aprendizaje precisa de recursos humanos y materiales, que se traducen en costes.

FACTORES CULTURALES

La cultura impregna desde los ideales de vida y las aspiraciones individuales y colectivas, hasta los más elementales hábitos y costumbres. Estos componentes culturales de la sociedad dependen de la educación que se imparta, tanto en sus fines como en sus medios, en el proceso...

«Hombre-cultura-educación forman un círculo, cuyos múltiples puntos de encuentro ocasionan siempre relación, frecuentemente identificación y, a veces, hasta confusión». En esta línea, concretamos los siguientes aspectos que definen la relación entre cultura y educación (Gervilla):

Cultura y educación Son una intervención intencional humana
Se dirigen al cultivo y cuidado del valor
Son proceso y resultado
Son una necesidad en cuanto contenido humano y humanizador
Coinciden en su finalidad socializadora
Son plurales en cuanto a su evolución espacio-temporal
Se cultivan en ámbitos formales, no formales e informales

FACTORES DE ORDEN POLITICO

La educación suele estar dominada por la política dado que ha de formar a los hombres que en el futuro van a habitar, mantener y desarrollar el país, por lo que tanto las sociedades democráticas como aquellas de regímenes autoritarios, sean del signo que sean, fijan en la educación parte de sus metas de acción política.

Según el caso, se dan distintos aspectos del uso de la educación por parte de la política, que la utiliza como agente de modificación y mejora social o como instrumento de estabilidad social, e incluso de permanencia en el poder.

LA SOCIEDAD EDUCADORA

Toda sociedad está compuesta por un conjunto de hombres y mujeres, adultos y niños que, habitando una determinada zona geográfica, comparten una serie de normas, hábitos, costumbres, metas y valores. Esta urdimbre, que constituye la cultura de esa sociedad, es la que sirve de lazo de unión entre sus miembros, es la que da cohesión y consistencia a los grupos humanos que, al ser conscientes de ello, tratan de preservarla, educando a las nuevas generaciones para que asimilen esas formas de vida y se integren en el grupo, aceptando la cultura, asumiéndola y promoviéndola. Así, por una parte, se cohesiona a la sociedad y, por otra, se garantiza su continuidad.

La sociedad se convierte en educadora porque persigue sobre todo su autoconservación. Cada sociedad se preocupa de que a través de la educación la identidad cultural perviva, se consolide y se extienda a todos sus miembros. Esta identidad cultural se consolida a través de:

LAS FUNCIONES SOCIALES DE LA EDUCACION

Una de las funciones básicas de la educación es, sin duda, la de preservar unos modos tradicionales de vida asumidos por la colectividad. Esta sería la función conservadora o de continuidad de la educación. Pero es admitido que las sociedades son dinámicas y su cultura evoluciona. se hace preciso preparar individuos innovadores, críticos, con capacidad para promover cambios que presuntamente mejorarán la sociedad. Esta sería la función innovadora o creadora de la educación.

Estas funciones sociales de la educación, la conservadora y la promotora de cambios, aparentemente contrapuestas, son a la vez, necesarias y compatibles.

También podemos establecer un triple enfoque, a partir del cual se entienda la educación como (Gervilla):

  • Adquisición de la cultura, por lo que se asimila, posee y se integra en el propio esquema de conocimiento.
  • Creación de la cultura, por lo que se critica, reforma y recrea aquello que se recibe para entregarlo después renovado.
  • Transmisión de la cultura a la sociedad, a partir de la cual se logra una innovación y renovación de ésta y, consecuentemente, de la propia sociedad.

Los políticos y teóricos de la planificación social valoran destacadamente el papel de la educación en el logro de esa sociedad del bienestar que todos persiguen, ya que no existe educación sin sociedad, pero tampoco existe sociedad sin educación. Conviene reflexionar sobre cada una de las funciones básicas que presenta la educación dentro de esta vertiente social, destacando entre ellas:

MEDIO DE CONTROL SOCIAL

Son los cambios sociales los que preceden y son causa de los cambios educacionales. La educación se comprometerá con el cambio social, cuando sea la propia sociedad la que esté interesada en promover ese cambio.

La sociedad incide en la educación, para que ésta, a su vez, influya sobre esa sociedad, forjando a sus hombres de la manera que previamente se ha dictado. Pero aunque la influencia de la educación sobre la sociedad no sea determinante, sí que podemos considerar que puede iniciar, modificar o potenciar algunas transformaciones de carácter social.

Más que como causa o efecto de los cambios sociales probablemente más cierto sea considerar a la educación como instrumento de estabilidad social, de control social, esto es, que la sociedad se preocupa de que sus miembros se conformen a las pautas de vida socialmente asumidas.

VIA DE ESTRATIFICACION SOCIAL

Los individuos son diferentes biológica y psíquicamente. Sus capacidades son distintas, al igual que sus intereses y motivaciones, sus expectativas y aspiraciones. En la sociedad los individuos desempeñan papeles distintos, se sitúan en status diferentes debido a su nivel educativo, ocupación, situación económica, origen social, etc. Esta realidad genera la desigualdad y conformación de unos determinados estratos sociales.

En nuestra sociedad existen clases sociales o grupos de individuos que mantienen una posición socioeconómica similar, aunque la distancia entre clases es cada vez más corta, sus límites y rasgos definitorios muy difusos y la permeabilidad de acceso a la clase superior o a la inferior cada vez más palpable.

Pero si el componente de nivel educativo alcanzado se muestra como un indicador fiel de la ubicación en una determinada clase social, debemos aceptar que las diferencias individuales y la educación, que legitima la capacidad de los sujetos, se convierten en fuente de estratificación social.

No todos los estratos sociales cuentan con las mismas oportunidades educativas. Este razonamiento apoya a quienes defienden la teoría de que la educación consolida privilegios y marginaciones de clase. La igualdad de oportunidades se convierte así en un principio que se propone luchar contra la desigualdad social ante la educación.

AGENTE DE CAMBIO

La educación, no lo olvidemos, cambia la conducta de las personas procurando desarrollar sus máximas potencialidades. Una sociedad que persiga la modernización de sus estructuras, de sus procesos de producción, en definitiva, que persiga un mayor desarrollo, debe potenciar una educación que prime la formación de hombres creativos, innovadores, libres, atendiendo a todos los sectores sociales, no solo a las clases acomodadas.

Esta actitud de una sociedad hacia su sistema educativo está propiciando que la educación se convierta en un agente de cambio, impulsora de una renovación los valores, normas y patrones de comportamiento, así como innovadora de las propias estructuras sociales (instituciones, economía, política, etc.).

AGENTE DE MOVILIDAD SOCIAL

En una sociedad donde existen grupos que difieren de otros por su posición social, cultural y económica, existe la posibilidad de cambiar dentro de la misma clase social o, lo que es más importante, de ascender o descender en los distintos estratos o clases sociales.

Se dan circunstancias que favorecen o entorpecen esa movilidad social que obviamente se da con más frecuencia en las sociedades abiertas. Entre esas circunstancias o elementos que pueden favorecer el ascenso social debemos señalar la educación, que tradicionalmente se la ha considerado como factor fundamental de la promoción socioeconómica.

Las sociedades más avanzadas, gracias a la educación, logran aminorar las distancias sociales entre las distintas clases. Se convierte así la educación en un factor de igualdad social, a la vez que de movilidad.

PROMOTORA DEL DESARROLLO

Sin duda, el desarrollo económico es uno de los factores que condicionan la expansión de los sistemas educativos.

La educación se considera hoy como un bien tanto de consumo como de inversión, pero al contrario que sucede con la inversión en bienes de consumo, en la inversión educativa la recuperación de lo gastado es lenta y exige la cooperación activa de la persona objeto de la misma.

A los individuos se les debe potenciar que consuman educación para su mejora tanto individual como social. Son muchos los sujetos que estudian por el hecho de saber más, por satisfacción personal. Sin embargo, la perspectiva de la inversión se nos muestra hoy en día más real. Se invierte en educación porque se espera obtener rentabilidad de ese gasto, tanto a nivel personal como social. Los beneficios al ser producidos por el hombre, reciben el nombre de capital humano porque se invierte en las personas con el fin de que sean más productivas, generen más beneficios que los gastos en ellas invertidos.
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